El otro día fui testigo de un espectáculo digno del vertedero multicultural en el que vivo. Estaba en una imprenta esperando mi turno para hacer unas fotocopias. Delante de mí había un matrimonio gitano rumano que también esperaba. Cuando por fin llegó su turno la mujer se sacó unos papeles de la teta y su marido se sacó el pasaporte de dentro de los calzoncillos. No contento con haber restregado por los cojones el documento, se dio cuenta de que la foto no debía estar muy nítida con lo que escupió a la fotografía para limpiarla un poco y luego la secó con la manga de la camisa. Y, como si tal cosa, se la ofreció al dueño del local para que la fotocopiara. Todos los presentes en la sala nos quedamos flipando. El imprentista les advirtió de que no pensaba tocar aquella asquerosidad y les exigió a aquellos descerebrados que se marcharan inmediatamente por guarros. Los gitanos acusaron de “racista” al tipo y se fueron refunfuñando del lugar.
A los gitanos rumanos no los quiere nadie. No por gitanos ni por rumanos, sino porque son unos cafres que están por civilizar. Sólo ellos son capaces de hacer cosas así con toda naturalidad. Es el analfabetismo, la falta de educación. Yo me pregunto qué clase de inmigración estamos recibiendo en Valencia. Me pregunto si es que esta gente se ha criado en la selva o si en su país cagan en la pradera y se limpian el culo con una piedra. Individuos de esta clase antes de instalarse aquí o en cualquier otro lugar, primero deberían subirse a las ramas de un árbol y quedarse allí una temporada. Y cuando terminen de evolucionar que bajen y que se relacionen con el resto de personas. Porque cuando uno está en una casa que no es la suya debe comportarse. Porque a mí me puede gustar estar en calzoncillos en mi casa pero no por eso me voy a quitar los pantalones cuando estoy en casa ajena. Sólo queremos un poquito de integración, respeto y civismo ¿es demasiado pedir?
Me pregunto también en qué mundo viven todos los pijoprogres y multicultis que defienden lo indefendible. “Es su cultura y hay que respetarla” -dicen-. Yo creo que más valdría que si estamos nosotros en nuestra tierra sean ellos los que comiencen por respetar nuestra cultura. Si nunca consentiríamos un comportamiento tan cafre a un autóctono ¿por qué debemos consentirlo en un extranjero? ¿Somos racistas y xenófobos por pedir a los extranjeros que cumplan con las mismas normas de urbanidad que exigimos a los autóctonos? Yo no creo en la multiculturalidad. El que vaya a vivir a un sitio, que se adapte. Si no quiere hacerlo, entonces que no vaya. Harto estoy de tratar con andaluces que tras vivir 40 años en Valencia son incapaces de mantener una conversación de cinco minutos en valenciano o de musulmanes que quieren vivir en Valencia con las mismas costumbres que tenían en Pakistán. Compórtate o lárgate. Es bien sencillo.
Veo este tipo de movidas a la vez que leo que el 20% de los nuevos licenciados universitarios valencianos se marcha al extranjero. Hay un auténtico éxodo de médicos, enfermeras, informáticos, arquitectos, ingenieros, filólogos y otros profesionales de alta cualificación que ya están hasta los huevos de contratos basura, sueldos miserables y paro crónico. Y esto no es por la crisis. La desbandada comenzó hace más de diez años. ¿Qué clase de país tenemos en que los neurocirujanos se marchan y en su lugar vienen cavernícolas que no saben distinguir su cabeza de su culo? Jóvenes: formáos bien, estudiad inglés y huid de este país de pandereta rumbo al Primer Mundo. España es la cloaca de Europa. Nuestros políticos y empresaurios no quieren ni oír hablar de educación, ciencia o tecnología. No, lo suyo es la mano de obra barata. Al final sólo se van a quedar a vivir aquí ellos junto con un montón de analfaburros procedentes del Tercer Mundo.
Tengo amigos latinoamericanos con carrera universitaria que están pensando en emigrar a España. No lo hagáis, os sentiréis terriblemente frustrados. Aquí un barrendero gana más que un abogado y un albañil más que un ingeniero electrónico. Tengo varios conocidos que viven en Europa. Recuerdo el caso de una chica de Algemesí. Ella es informática. Cuando vivía en Valencia le pagaban 700 euros al mes y no podía ni siquiera alquilarse un piso para salir de casa de sus padres. Como sabía inglés, se fue a Holanda. Allí trabaja de lo suyo y con el sueldo que gana tiene un piso de alquiler en Amsterdam, se ha comprado otro en Algemesí y aún le sobra dinero a final de mes. Ésta es la única salida que queda. Hacer las maletas. Como las hicieron nuestros padres. Inglaterra, Dinamarca, Estados Unidos, Suecia, Finlandia, Alemania, Suiza, Canadá, Australia… Por suerte, todavía hay lugares en el mundo donde la inteligencia es recibida con gozo.
